hasta sus 25 años nada hacía pensar que pudiera alcanzar el sueño de ser un músico respetado. No se mostraba particularmente virtuoso como guitarrista y tampoco destacaba por la composición de su música, mucho menos la forma de cantar. Para sorpresa de todos aquellos que conocían su carrera musical, en escasísimo tiempo se convirtió en un músico excepcional. Sorprendía la velocidad y precisión de su interpretación, a un nivel en el que muchas canciones parecían ser ejecutadas por dos guitarristas al mismo tiempo. Que ademas manejara cuatro tipos de afinación distintos con igual maestría y cantara en un tempo distinto al que tocara su guitarra ya parecía sobrenatural.
El mito del cruce de caminos, perdido en el Mississipi profundo, nace de ese inexplicable e inverosímil salto cualitativo. El negocio con el mismo diablo y el intercambio de su alma por un talento musical incomparable parecían una explicación válida. ¿fue eso? ¿Robert obtuvo un talento inmortal pagando un precio extremo? ¿o simplemente el talento estaba ahí y no era cabalmente apreciado y entendendido por sus contemporaneos?
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Editorial: Viajero del Alba
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